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Indignación por la corrupción de Israel

¡Me siento muy mal!
Me siento como si estuviera en un campo
    del que ya se ha recogido todo el fruto.
Como si estuviera en un campo
    del que ya se han recogido todas las uvas.
No quedan racimos de uvas para comer,
    ni esos higos frescos que tanto me gustan.
Ya no quedan hombres fieles en la tierra;
    no quedan personas honestas.
Todos están planeando cómo agredir y asesinar.
    Se atrapan con redes los unos a los otros.
La gente es hábil para hacer el mal con sus manos.
    El funcionario exige dinero y se soborna al juez.
Los líderes importantes hacen las leyes a su conveniencia
    y todas ellas se cumplen.

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